Mindfulness o atención plena. Es una palabra bastante sencilla. Sugiere que la mente está plenamente atenta a lo que está sucediendo, a lo que estás haciendo en ese preciso momento, al espacio por el que te mueves. Eso puede parecer trivial, excepto por el hecho molesto de que desviamos nuestra atención.
La atención plena es la capacidad humana básica para estar completamente presente, consciente de dónde estamos y lo que estamos haciendo, y no ser demasiado reactivo o abrumado por lo que sucede a nuestro alrededor.
Cómo practicar Mindfulness
Si bien mindfulness puede parecer simple, no es necesariamente tan fácil. El verdadero reto es hacer tiempo todos los días para seguir haciéndolo.
Toma asiento. Encuentra un lugar para sentarte que se sienta tranquilo y silencioso para ti.
Establece un límite de tiempo. Si recién estás comenzando, puede ser útil elegir un período breve, como 5 o 10 minutos.
Fíjate en tu cuerpo. Puedes sentarte en una silla con los pies en el suelo, puedes sentarte con las piernas cruzadas, en postura de loto, puede arrodillarse. Solo asegúrate de estar estable y en una posición en la que pueda permanecer por un tiempo.
Siente tu respiración. Siga la sensación de su respiración a medida que sale y entra.
Fíjate cuando tu mente se ha distraído. Inevitablemente, tu atención dejará las sensaciones de la respiración y se desviará hacia otros lugares. Cuando te des cuenta de esto, en unos segundos, un minuto, cinco minutos, simplemente vuelve a concentrar tu atención en la respiración.
Sé amable con tu mente. No te juzgues ni te obsesiones con el contenido de los pensamientos en los que te encuentras perdido. Solo vuelve.
¡Eso es todo! Cuando practicamos mindfulness, reducimos el estrés y mejoramos nuestro rendimiento. Practícalo a diario y notarás la diferencia.